Comentario
La incorporación del arado y del carro con tracción animal, así como la explotación de la lana y la leche, son los factores clave que modifican substancialmente el panorama económico de estos momentos.
Diversos elementos del registro nos confirman estas prácticas: las copas en forma de carro de Budakalasz en Hungría (grupo de Baden), las ruedas conservadas en zonas pantanosas (2850-2400 a.C., asociadas con la cerámica de cuerdas), las marcas del uso del arado bajo los túmulos (Gran Bretaña, Polonia), los enterramientos de pares de bueyes, el análisis funcional de las cerámicas (uso mayor de copas y jarros más adecuados para el vertido de líquidos, en este caso aptos para el consumo de la leche), la aparición de restos de tejidos de lana en las altiplanicies lacustres de Suiza (finales del III milenio), así como también la documentación de fusayolas en Homolka (Checoslovaquia occidental).
La interrelación de todas estas actividades, ampliamente documentadas, significan una mayor productividad, un incremento de la deforestación, la intensificación del cultivo cerealístico y el aumento de la explotación de los animales domésticos. En consecuencia, también se modifican los patrones de asentamiento: se tiende a la dispersión del poblamiento, después de diferenciarse aún más las pautas de asentamiento entre los grandes poblados concentrados y las pequeñas aldeas (Europa central), aunque también en otros lugares las implantaciones sobre el territorio siguen modelos tradicionales, como, por ejemplo, en Gran Bretaña, donde continúan habitándose poblados pequeños y dispersos.
Así pues, en el sur de Polonia se abandonan los fondos de los valles, ocupados a pequeña escala, a favor de nuevos establecimientos en zonas ribereñas de los principales ríos y en territorios alrededor de pequeños valles que penetraban en las grandes cuencas fluviales. Los poblados se implantan en las altiplanicies situadas entre los cursos fluviales (cultura del TRB, finales del IV milenio). Más adelante, sobre la primera mitad del III milenio (cerámicas cordadas) se producen nuevos cambios, aunque se conocen pocos yacimientos de habitación, al contrario de lo que ocurre con los enterramientos tumulares, mejor documentados.
En Francia, tomando como ejemplo la cultura del SOM, la ocupación y la distribución de los asentamientos son menos selectivas y se extienden por una gran variedad de territorios. Son asentamientos de tamaño pequeño, quizás habitaciones de familias nucleares, y desarrollan actividades especializadas de explotación ante un paisaje diversificado. En Holanda, según los estudios efectuados en la zona norte, se ocuparán nuevas zonas, más abiertas y mejor drenadas, a partir del 2600 a.C. (cerámicas cordadas del grupo oeste de la cultura del TRB).
El caso de Gran Bretaña se caracterizaba en el periodo anterior por una sobrexplotación del bosque: en esta fase, de regeneración, se explotan extensas áreas de pastos, como parece indicárnoslo la conservación de suelos fósiles bajo los monumentos funerarios del III milenio (Durrington Walls).
En Suiza siguen ocupándose las zonas lacustres, pero se consolidan la sedentarización y la delimitación económica del territorio explotado. Así pues, a modo de ejemplo, en la zona de Neuchâtel, los asentamientos del grupo de Lüscherz (2900-2700 a.C.) se emplazan en una área donde explotan diversos nichos ecológicos agrícolamente con el complemento de la caza y la pesca (zonas montañosas del macizo del Jura, el ecosistema lacustre...), a lo largo de 150-200 años (según dataciones dendrocronológicas). Precisamente, en estos sectores ocupados intensivamente, coinciden varios núcleos de asentamiento contemporáneos, por lo que se piensa en un territorio muy controlado por factores socioeconómicos.